Se trata de una ascensión aconsejable o para comienzos de invierno o mejor dejarlo ya para algo entrada la primavera, ya que al estar en pleno pirineo es fácil encontrarnos con bastante nieve.

El comienzo del paseo discurre al lado del río, por una estrecha senda en la que debemos tener cuidado con las posibles placas de hielo.
A mitad de esta senda que trascurre al lado del río, tenemos 2 opciones, una es cruzar el pequeño riachuelo que baja, y cambiarnos de ladera para subir por un zigzag bastante pronunciado.....
..... o bien como hicimos nosotros ( por que nos equivocamos de camino) seguir por el margen derecho hasta alcanzar una pared de piedras por la que subir, para los que no estamos acostumbrados a esto se hace algo copmplicado llegar otra vez al camino.
Una que cogemos altura, llegamos al sol, las vistas son espectaculares, con los picos al fondo se puede ver las distancias entre el valle y las diferentes cumbres que nos rodean.
Una vez lleguemos a unos carteles informadores, el camino ya es más suave, iremos a media ladera y mirando hacia la izquierda podemos ver como cogemos altura poco a poco, tomando como referencia un viejo olmo, donde hemos dejado el coche.

En esta parte nos tocará pasar a otros montes, todo a media ladera, y sin maoyes dificultades.

Como poco a poco vamos cogiendo altura, el frío va siendo más intenso aunque como el ejercicio es considerable, no es incomodo.

Tambien nos iremos adentrando cada vez más en la nieve, por lo que también es imprescindible ir provisto de calzado de montaña para no pasarlo mal, lo mismo pasa con la ropa, que sea la adecuada, ya que estamos en lo pirineos y el tiempo puede cambiar en cuestión de minutos.

Se trata de una ascensión cómoda y con una buena sensación fotografía que con días despejados deja disfrutar de unas vistas impresionantes.

Si la compañía es buena es una manera de pasar toda la mañana por el monte, ya que una vez arriba tomaremos algo para continuar bajando hasta el coche.

El ibón, o lagos de montaña, está encerrado en un circo de altas paredes, la imagen que podemos observar con el contraste del agua y la nieve no deja de ser una cosa curiosa y de gran belleza.

A continuación dejo algunas imágenes tomadas por el grupo (Javi, ya sabemos que tu eres el fotografo)

El descenso, es muy comodo, ya que desde el mismo ibon hasta que llegamos al riachuelo que nos lleva hasta el coche, es a media ladera, muy cómodo.


Después ya la cosa cambia, ya que dejamos la nieve y pasamos a piedras sueltas en pendiente bastante pronunciada, que hace que las rodillas se resientan.


El final del trayecto nos lleva otra vez al lado del riachuelo hasta el coche. No deja de ser interesante fijarnos en todo, nosotros tuvimos la suerte de ver un sarrio, y nuestro fotógrafo, al tomarnos una ventaja considerable, entabló una amistad de por vida con un pastor de la zona, el cual nos tuvo entretenidos un rato hablándonos sobre las costumbres del lugar y el pastoreo.

